Connie Mesquita

Mar 15, 2024

English

Concepción Marín Mesquita was born in the Marcos De Nisa neighborhood of Phoenix, Arizona. Both her parents had grown up in the state. Connie remembers, “During the time that government agents were gathering all the Native Americans and forcing them into reservations, my great-grandfather Francisco Marín was kidnapped by Comanche Indians along with his twin sister and brother…He was fifteen when they let him go. His Native American mother took him to a road and pointed the way, saying, ‘Now it’s time for you to go back to your people.’ So he walked back into the mining town his family was from.” 

In Connie’s immediate family, her mother had a sixth- grade education; her father made it to third grade. “My father’s family was so poor, they couldn’t afford new things,” Connie explains. “His school provided used shoes, but they were too big for him. It embarrassed him. He went home and said he was never going back to school, and he didn’t.” 

Connie had four brothers and one sister. She remembers walking to church with her siblings and cousins and watching movies on Saturday nights, sitting on blankets and eating popcorn at a local park. Friday nights were for families at the park. Connie’s extended family traveled to San Jose, California every summer to earn money as migrant farm workers. “We piled in trucks and cars, the whole family, even the cousins, you know, we all gathered together. We always went to the same farm. The family was Italian. We picked practically everything…strawberries, peaches, plums, onions, tomatoes. All the families [in the migrant camp] knew each other. We all got together in the summer. We stopped going when I was eight or nine years old.”  

When Connie attended Phoenix Union High School, her teachers never suggested that she attend college. As a senior, she decided to follow her brother Carlos to California. “I wanted to graduate from a California school because it was cool – surfing, and the music – it was more exciting than Phoenix,” she explains.  

After graduating from Andrew Hill High School in San Jose, California, Connie joined the Job Corps. To her and her parents’ surprise, her first assignment was at Tongue Point in Astoria, Oregon. She remembers flying into Portland and being amazed at the greenery. Connie’s Job Corps post provided a diverse group of students: “Mexicano, AfricanAmericans, Alaskans, Native Americans, Chinese, Hawaiians…we were all girls.” Connie completed a course in mechanical drafting, dental assistant, and worked in numerous business and clerical positions. She also experienced social discrimination: “In Astoria was the first time I really felt any prejudice…We took a trip to the Seaside…people were just looking at us as troublemakers, because here we were in a group and we were loud because we were having a good time. We were young. We weren’t troublemakers…but that’s how we were looked at. [Merchants] always warned us, Keep your hands off…or move away…or, some of you will have to stand outside I’m afraid. That type of thing.”  

In 1969, the Upward Bound program at the University of Oregon brought Connie to Eugene, Oregon. Connie earned her undergraduate degree in Community Services and Public Affairs, in 1974. She earned a master’s degree in Counseling for the Hearing Impaired at the Oregon College of Education in Monmouth (now Western Oregon University). In 1979, Connie went to work at Lane Community College. Her son, Mario, was born in 1982.  

Connie was instrumental as one of the founding persons of several concerns significant to the Latino community, including establishing Adelante Si, a group of Latinos in Eugene who worked to promote political, cultural and educational events. Adelante Si established the first Fiesta Latina in the area, which has become an annual tradition. Connie has been active in the sanctuary movement, supporting Central American refugees fleeing the civil wars in Guatemala and El Salvador.  

Connie recently retired from Lane Community College but continues to support the work of youth through the Puertas Abiertas Program at the college. She believes it is important for people within the Latino and European American community to understand the struggles and contributions of Latino immigrants. 

Spanish

Connie Mesquita nació el 7 de diciembre de 1948 en un barrio de Phoenix, Arizona llamado Marcos De Nisa. Sus padres crecieron en el mismo estado. Connie recuerda: “Durante la época en que los agentes de gobierno reunían a todos los indígenas y los obligaban a trasladarse a las reservas, mi bisabuelo Francisco Marín fue secuestrado junto con su hermana gemela y su hermano mayor por los comanches. Mi bisabuelo tenía quince años cuando lo dejaron ir. Su madre indígena lo llevó a la carretera, le indicó una cierta dirección, y le dijo: “Es hora de que regreses a tu gente”. Así que se fue caminando al pueblo minero de donde era mi familia”. 

La madre de Connie llegó al sexto grado de primaria, y su padre sólo al tercero. “La familia de mi padre era tan pobre, que no le alcanzaba para comprar cosas nuevas. En la escuela tenían ropa y zapatos regalados pero eran demasiado grandes para él. Le dio vergüenza, entonces volvió a casa, dijo que no regresaría a la escuela, y nunca regresó”. 

Connie tuvo cuatro hermanos y una hermana. Ella recuerda haber ido a la iglesia caminando con sus hermanos y primos y a ver películas los sábados en la noche sentados sobre frazadas en un parque local, comiendo palomitas.La familia de Connie iba a San José, California todos los veranos para ganar algo de dinero como trabajadores agrícolas migrantes. 

“Nos subíamos a los coches y las camionetas, toda la familia, hasta los primos, ¿sabes?, y siempre íbamos a la misma granja, donde la familia era italiana. Dejamos de ir cuando yo tenía ocho o nueve años. Cosechábamos de todo… fresa, durazno, ciruela, cebolla, tomate… Todas las familias del campamento se conocían… todos nos reuníamos durante los veranos. Dejamos de ir cuando yo tenía 8 o 9 años”. 

Cuando Connie asistió al bachillerato en Phoenix Union High School, sus maestros no le explicaron que existía la opción de ir a la universidad. Cuando estaba en su último año de bachillerato, decidió seguir a su hermano Carlos a California “Quería graduarme en California porque era padre—la gente se dedicaba al surf, y me gustaba la música—era mucho más emocionante que Phoenix”. 

Tras graduarse de Andrew Hill High School en San José se enlistó en Job Corps. A su sorpresa, y a la de su familia, la asignaron al programa de Tongue Point, en Astoria, Oregón. Ella recuerda haber volado a Portland y sentirse abrumada por el verdor de la vegetación abundante. 

Le tocó estar con un equipo muy diverso de Job Corps, “mexicanas, afroamericanas, chicas de Alaska, indígenas de Norteamérica, chinas… todas éramos mujeres”. Connie terminó un curso en dibujo técnico y otro como asistente dental, después de lo cual trabajó en varios negocios y oficinas. También sufrió discriminación: “En Astoria experimenté por primera vez los prejuicios… Hicimos un paseo a la costa… y la gente nos veía como si les estuviéramos causando problemas, porque íbamos todas en grupo y hacíamos mucho ruido porque nos la estábamos pasando muy bien, pues éramos jóvenes. Pero no eramos problemáticas, no estábamos haciendo nada malo… simplemente así nos veían ellos. En las tiendas nos advertían: ‘¡no toquen nada!’, ‘¡aléjense de esto o aquello….!’, o, nos decían ‘algunas de ustedes se van a tener que quedar afuera, lo sentimos…’, ese tipo de cosas.”  

En 1969 Connie llegó a Eugene mediante el programa Upward Bound de la Universidad de Oregón. Connie terminó su Licenciatura en Servicios Comunitarios y Asuntos Públicos en la Universidad de Oregón en 1973. Hizo un posgrado en terapia para personas con discapacidad auditiva en el Oregon College of Education, en Monmouth (ahora llamada Universidad Occidental de Oregón). En 1979 comenzó a trabajar en Lane Community College (LCC). Su hijo Mario nació en 1982.  

Connie fue una de las personas clave en la formación de varias iniciativas importantes para la comunidad latina, incluyendo el establecimiento de Adelante Sí, un gurpo de latinos de Eugene que trabajan para promover eventos políticos, culturales y educativos. Adelante Sí se convirtió en la organización que hasta hoy realiza la Fiesta Latina celebrada anualmente. Connie estuvo involucrada en el Movimiento del Santuario apoyando a los refugiados centroamericanos que huían de las guerras civiles en Guatemala y El Salvador.  

Recientemente Connie se jubiló de Lane Community College pero continúa trabajando allí con jóvenes mediante el programa Puertas. Ella cree que es importante que las personas de las comunidades latina y euroamericana comprendan las contribuciones y luchas de los inmigrantes latinos. 

CLLAS News